Diosa del apetito sexual y el dulce amor, Afrodita viene siempre acompañada por Eros, que se identifica también con Cupido y con Amor. Tres nombres y un solo concepto, los mitólogos se han llenado de confusión con la genealogía de esa divinidad. Parece ser, que en su origen se refiere al poder cósmico que emprende la tarea de armonizar los elementos del universo. Hesíodo dice que era hijo del Caos y que se unió con él formando Erebos y Nix. Otras versiones relatan que la Noche puso un huevo, lo empolló y salió de él el Amor provisto de alas, quien se remontó pronto sobre el naciente mundo. Los griegos diferenciaban frecuentemente al Amor y a Cupido; al primero lo denominaron Eros, dulce e inspirador, y al segundo lo llamaron Himeros, violento y loco. Pero muchos poetas tuvieron a Eros por hijo de Ares y Afrodita.
Zeus se dio cuenta del daño que podría hacer el recién nacido cuando tuviera más edad y ordenó a su madre que se deshiciera de él. Ésta lo ocultó en un bosque y allí lo criaron las fieras. Siendo ya un niño de pocos años, construyó un arco y empleó el ciprés para las flechas. De esta forma se transformó en certero tirador que había de prodigar sus flechas contra los hombres. Con el tiempo cambió su rústico arco por otro de oro y la nereida Tetis consiguió de Zeus que le recibiese en el Olimpo el día de su matrimonio con Peleo.
Tenemos así a Eros o Cupido tal como nos lo muestran las representaciones tradicionales, como un niño alado mensajero acompañante de Afrodita, al que se encomendaba la tarea de unir los seres amados con las flechas de su carcaj. Las heridas que éstas producen simbolizan la angustia del deseo, cuya consumación es la muerte que genera la vida.
Afrodita y Cupido o Eros son quizá los dioses mitológicos que más se han representado en el arte, y de su influencia no se ha librado ni el Cristianismo, porque tanto en pintura como en escultura son incontables las escenas o estatuas llenas de angelitos que no son sino verdaderos Cupidos.
Los hijos que Afrodita tuvo con Ares son característicos descendientes del padre: Deimos simbolizaba el Terror, y Fobos el Temor (de aquí la palabra fobia en español). Tuvo también una hija, Harmonía, que era semejante a su madre en cuanto a propiedades físicas.
Afrodita fue denominada por los latinos Venus y a ella le estaba consagrada el planeta de su nombre, que recibía también los apelativos de Fósforo, Lucífero o Hésper, estrella de la luz vespertina.
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